Un gimnasio, por seguro que parezca, entraña riesgos. Toda práctica deportiva va asociada a la toma de riesgos por parte de los deportistas, aunque no siempre sean los culpables de un posible accidente. También los gimnasios asumen riesgos puesto que dan cabida a muchas personas y mucho equipamiento deportivo, que con un mal uso o mantenimiento inadecuado puede dar lugar a accidentes. Por lo que es necesario que todo gimnasio tenga contratado un
seguro de accidentes deportivos, de forma que pueda cubrirse de posibles percances dentro de sus instalaciones. Si eres asiduo al gimnasio, en post encontraras información acerca de los riesgos asociados al gimnasio. Y si eres dueño de un gimnasio, desde
Seguros Deportivos queremos recordarte la conveniencia de contratar un seguro de accidentes deportivos.
Riesgos asociados al gimnasio
En primer lugar, existen determinadas actitudes peligrosas, tales como no elegir con cuidado la indumentaria, no escuchar los consejos de los profesionales, etc. Entrenar demasiado tiempo o entrenar atendiendo al criterio de que «cuanto más dolor, mejor» son recetas probables para sufrir una lesión. A este respecto, hay que tener cuidado en el desarrollo de cada tipo de ejercicio y no caer en prácticas incorrectas que produzcan lesiones o bien preparen el
terreno para problemas posteriores a través de desequilibrios o forzamientos de determinadas zonas de nuestro cuerpo.
Una serie de riesgos relevantes son los que tienen relación con una inadecuada gestión del sudor. En especial si no nos duchamos inmediatamente después del ejercicio, podemos contraer resfriados o enfermedades más serias. Igualmente, en las duchas públicas existe un cierto riesgo de coger hongos u otras enfermedades infecciosas.
Asimismo, si el gimnasio o las instalaciones deportivas en cuestión no están perfectamente equipadas puede hacerse más probable el hecho de sufrir un accidente.
En cualquier caso, recordemos que la vida diaria no está exenta de peligros. Y, más aún, si estamos rodeados de otra gente y si estamos realizando actividades físicas que ya de por sí entrañan sus riesgos. Pero no nos olvidemos, el mayor de los riesgos en que podemos incurrir es el de no practicar deporte.